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Estanterías infantiles: cómo organizar libros y juguetes con estilo
Quien ha convivido con niños sabe que los libros y los juguetes tienen la habilidad mágica de multiplicarse y aparecer en los lugares más insospechados. Para muchos padres, el reto de mantener el orden en la habitación infantil se convierte en una especie de misión imposible. Sin embargo, con un poco de creatividad y algunas ideas prácticas, es posible transformar el caos en un espacio bonito, funcional y, sobre todo, accesible para los más pequeños.

La clave está en elegir estanterías adaptadas a la altura de los niños. De este modo, tanto los libros como los juguetes quedan al alcance de sus manos, invitándolos a explorar, elegir y, lo más importante, a guardar por sí mismos cuando terminan de jugar. Muchos expertos en organización infantil recomiendan las estanterías bajas y abiertas, que permiten ver de un vistazo todo lo que hay disponible. Así, los niños no solo aprenden a mantener el orden, sino que desarrollan su autonomía y sentido de la responsabilidad.
A la hora de organizar los libros, una idea que suele funcionar muy bien es colocarlos de cara, mostrando las portadas. Esto no solo hace que el rincón de lectura sea más atractivo, sino que también facilita que los niños elijan el libro que quieren leer. Para los más pequeños, unas cestas o cajas en las baldas inferiores pueden ser el lugar perfecto para guardar cuentos de tela o libros de cartón.

En cuanto a los juguetes, lo ideal es clasificarlos por categorías y asignarles un espacio concreto: una caja para los bloques de construcción, otra para los peluches, una bandeja para los puzles… Etiquetar las cajas con dibujos o palabras sencillas ayuda a los niños a identificar rápidamente dónde va cada cosa. Además, alternar entre juguetes expuestos y otros guardados permite ir rotando y mantener el interés sin saturar el ambiente.
El toque de estilo lo ponen los detalles: estanterías de colores suaves, materiales naturales como la madera, cestas de mimbre o cajas decorativas que suman calidez y personalidad al espacio. Unas guirnaldas, láminas o pequeñas plantas pueden convertir la zona de juegos y lectura en el rincón favorito de la casa.
Al final, organizar libros y juguetes con estilo no es solo cuestión de estética, sino de crear un entorno donde los niños se sientan cómodos y motivados a participar en el orden. Porque, cuando el espacio invita a explorar y recoger, el aprendizaje se da de forma natural… y el desorden deja de ser un enemigo.